EXAMEN DE MITAD DE PERÍODO DEL PLAN ESTRATÉGICO 2018-2021

La evaluación de 2018 del apoyo del PNUD a la disminución de la pobreza en los países menos adelantados (PMA) puso de manifiesto debilidades en nuestro enfoque y expuso, entre otros temas, la necesidad de volver a considerar nuestras herramientas y el diseño de programas. Con la determinación de aprender de esta evaluación, así como de la atención a las desigualdades del Informe de Desarrollo Humano 2019, estamos trabajando con afán para fortalecer nuestra repercusión en el ámbito de la pobreza multidimensional y reorientar nuestro enfoque en materia de protección social.

La experiencia y el conocimiento extraordinarios presentes en todo el PNUD no siempre están bien conectados. La Red Global de Políticas no se encuentra todavía plenamente operacional, ni se halla suficientemente conectada con los laboratorios de aceleración, las oficinas en los países, las plataformas de apoyo a los países y todas las partes del PNUD que necesitan unirse adecuadamente a fin de compartir experiencias, ampliar los experimentos eficaces y lograr una repercusión a gran escala

Como respuesta a la solicitud por parte de los gobiernos de un apoyo más integrado, el PNUD está pasando de un enfoque basado en los proyectos a otro basado en la cartera y centrado en soluciones para toda la sociedad. Este cambio no resulta fácil a una organización financiada en gran medida con cargo a fondos para proyectos. Tal modelo de financiación limita nuestra capacidad para gestionar las intervenciones de cartera y demostrar una repercusión a mayor escala. Además, restringe nuestra capacidad para desplegar al personal de manera flexible por toda la organización, ya que la mayoría de los recursos humanos están ligados a los proyectos.

Nuestras soluciones emblemáticas están diseñadas para hacer frente a desafíos de desarrollo complejos, pero hay que seguir trabajando para garantizar su integración genuina en favor de la consecución de resultados en múltiples sectores. La información derivada de los análisis de rendimiento y el aprendizaje automático pueden ayudar a determinar qué combinaciones de soluciones emblemáticas son más eficaces. Aunque se establecieron 60 plataformas de apoyo a los países, en algunos casos se trata más bien de un “cambio de marca” y no son todavía verdaderos motores de integración..

Si deseamos reproducir y ampliar a escala las iniciativas eficaces, es crucial integrar la digitalización, en rápida evolución, en todo el PNUD y en su oferta programática. La pandemia de COVID-19 ha catapultado nuestros esfuerzos en esta dirección, y está aportando rápidamente pruebas de cómo utilizar de manera óptima los enfoques digitales para lograr una repercusión a escala.

Si bien el Plan de acción sobre la igualdad de género para todo el sistema de las Naciones Unidas califica el desempeño del PNUD entre los mejores de 2019, todavía nos queda por hacer a la hora de traducir la estrategia en un marco operacional que ofrezca resultados significativos. Abordar las causas de la desigualdad de género —como las normas discriminatorias arraigadas— y poner fin a la violencia de género son desafíos importantes que debemos afrontar. Dentro del PNUD, hemos realizado esfuerzos considerables con la intención de mejorar nuestra cultura de trabajo, incluido a través de medidas concretas dirigidas a prevenir la explotación y los abusos sexuales y el acoso sexual. Se ha mantenido la paridad de género entre el personal, pero todavía es preciso mejorarla entre el personal directivo intermedio y la representación del personal de nivel D1 y superior de los países donde se ejecutan programas.

La simplificación de los procesos institucionales lleva tiempo. El proyecto de “agrupación” está llevando más de lo esperado, en parte debido a los requisitos del reglamento del personal. Las iniciativas encaminadas a aumentar el trabajo con el sector privado se ven limitadas por reglas antiguas, y en ocasiones anacrónicas, que a veces nos impiden avanzar al ritmo deseado.

Si bien es de celebrar la tendencia hacia una financiación compartida más flexible, aún no hemos alcanzado nuestras metas en relación con los recursos (básicos) ordinarios. Aunque las contribuciones aumentaron de US$ 612 millones en 2017 a US$ 624 millones en 2018 y US$ 629 millones en 2019, nos proponemos llegar a los US$ 700 millones. La evidencia demuestra que las oficinas con una proporción mayor de financiación básica lograron mejor desempeño en materia de desarrollo.